Embalaje primario, secundario y terciario
Los embalajes tienen como principal finalidad contener productos y mercancías, así como protegerlos y hacer más fácil y segura la manipulación y distribución y almacenaje de los productos. Actualmente, y cada vez más, la presentación de la mercancía se ha convertido también en uno de los objetivos principales del embalaje, ya que ayuda a incrementar las ventas y sirven de atracción y fidelización de los clientes.
A continuación te mostramos las principales diferencias entre el embalaje primario, embalaje secundario y el embalaje terciario.
Tipos de embalaje: primario, secundario y terciario
Embalaje primario
El embalaje primario, conocido popularmente como envase, es el que se encuentra, en el mimo punto de venta, en contacto directo con el artículo, al que protege de manera directa. Incluso muchas veces este embalaje permite el consumo directo del producto. Puesto que se trata del embalaje con el cual el cliente recibe la mercancía, es muy importante que sea atractivo. Además, es muy recomendable también que sea reciclable, no sólo por el ahorro que ello puede suponer a la empresa y por cuestiones ecológicas, sino también porque muy frecuentemente el cliente sigue utilizando el envase en cuestión para otros usos, lo cual significa que sigue haciendo propaganda del mismo.
El embalaje primario deberá contener obligatoriamente una serie de datos referentes al producto, como el nombre, la marca, el peso, el país de procedencia, la fecha de fabricación, la fecha de caducidad si se trata de productos de alimentación, y, por supuesto, el código de barras. Un ejemplo de embalaje primario puede ser una botella de leche o un envoltorio de chocolate.
Embalaje secundario
El embalaje secundario tiene como objetivo ayudar al traslado y procurar la seguridad del producto. Frecuentemente contiene uno o más unidades de embalaje primario. Un buen ejemplo puede ser la caja que guarda varias botellas de leche, siendo la caja el embalaje secundario y la botella de leche el embalaje primario.
Aunque el principal objetivo del embalaje secundario es la protección del producto, muchas veces tiene como finalidad añadida la de ofrecer el artículo al cliente, en cuyo caso tendrá una presentación cuidada y atractiva.
Embalaje terciario
Respecto al embalaje terciario, es el que agrupa varios embalajes secundarios y, por tanto, también embalajes primarios, englobando a ambos. Tiene como objetivo que no se produzcan daños durante la manipulación y el traslado de las mercancías. Un buen ejemplo de embalaje terciario es la típica caja de cartón que contiene en su interior paquetes más pequeños.
Teniendo en cuenta que la finalidad básica del embalaje terciario es la protección del producto y garantizar que éste llegará sano y salvo a su lugar de destino, hemos de suponer que ha de estar fabricado con algún material lo suficientemente resistente, como pueden ser los contenedores o embalajes de madera o de plástico, así como los cartones de diferentes tipos, como el ondulado, muy usado este último en el embalaje.
Ciertos productos utilizados en el transporte de mercancías, como los palets o incluso el film de plástico, pueden ser perfectamente considerados como embalajes terciarios. De hecho, estos embalajes son conocidos también con el nombre de “embalajes para el transporte”.